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¿Qué es la periostitis tibial?

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La periostitis tibial es una lesión común que afecta a corredores y deportistas que realizan actividades de impacto repetitivo. En este artículo del Colegio Oficial de Podólogos de Castilla-La Mancha explicaremos en qué consiste esta afección, sus causas y sus tratamientos. ¡Sigue leyendo!

¿En qué consiste la periostitis tibial?

La periostitis tibial, también conocida como síndrome de estrés tibial medial, es una inflamación del periostio, la capa de tejido conectivo que recubre el hueso, en la parte interna de la espinilla. Esta inflamación se produce como respuesta al estrés repetitivo ejercido sobre el hueso y el tejido circundante, especialmente durante actividades como correr, saltar o caminar largas distancias.

Causas de la periostitis tibial

Las causas exactas de la periostitis tibial no están completamente claras, pero se cree que están relacionadas con el sobreuso y la tensión repetitiva en los músculos y tejidos que rodean la espinilla. Estas son algunas posibles causas:

  • Sobrecarga o entrenamiento excesivo: aumentar repentinamente la intensidad o la duración de la actividad física puede sobrecargar los músculos y tejidos de la espinilla, provocando irritación e inflamación.
  • Falta de calzado adecuado: utilizar calzado inadecuado o desgastado puede aumentar el impacto en la pierna y contribuir al desarrollo de la periostitis tibial.
  • Anomalías biomecánicas: problemas en la alineación de los pies, la pronación excesiva o la rigidez muscular pueden aumentar la carga en la tibia y predisponer a la aparición de la periostitis tibial.

Tratamientos de la periostitis tibial

En cuanto al tratamiento de la periostitis tibial, suele incluir medidas para reducir la inflamación y el dolor. Estos son los más comunes:

  • Reposo y reducción de la actividad: detener o reducir la actividad que provoca dolor y dar tiempo al hueso y tejidos para que se recuperen.
  • Terapia física: ejercicios de estiramiento y fortalecimiento para mejorar la flexibilidad y la fuerza muscular, así como técnicas de terapia manual para aliviar la tensión en los tejidos afectados.
  • Uso de ortesis o soportes: plantillas ortopédicas o soportes pueden ayudar a corregir problemas biomecánicos y reducir la carga en la tibia.
  • Medicamentos antiinflamatorios: como ibuprofeno o naproxeno pueden ayudar a reducir la inflamación y el dolor.

En casos graves o persistentes, puede ser necesaria la intervención quirúrgica para aliviar la presión sobre la tibia y permitir la recuperación completa. En cualquier caso, es importante consultar a un especialista en podología para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado.

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