El espolón de Haglund es una prominencia ósea que aparece en la parte posterior y superior del hueso calcáneo y del tendón de Aquiles. Se produce por una fricción continuada de la fascia plantar y la musculatura posterior de la pierna (gemelos, sóleo, isquiotibiales).
Vamos a analizar en detalle cuáles son sus causas, síntomas y consejos para prevenir su aparición.
Causas de la deformidad de Haglund:
Existen una serie de factores que influyen en la aparición de esta patología y son los siguientes:
- El uso de un calzado inadecuado, demasiado ajustado y con un contrafuerte muy rígido que roce e irrite el tendón de Aquiles.
- Arco plantar aumentado (pies cavos), favoreciendo la tensión en la cadena superior.
- Tracción continuada en la inserción del tendón de Aquiles provocando un acortamiento en los músculos posteriores de la pierna.
Síntomas:
Los síntomas más comunes son:
- Inflamación en la zona del talón.
- Enrojecimiento y rozaduras en la zona en contacto con el calzado.
- Calor local.
- Dolor en la zona de inserción del tendón
- Dolor en la flexión dorsal del pie causada por la fricción del tendón y el hueso, sobre todo al caminar o realizar deporte de impacto.
- Hipersensibilidad de la zona posterior y superior del talón.
Diagnóstico:
El diagnóstico del espolón Haglund se basa en la exploración manual del paciente. Es importante realizar un estudio de la pisada para observar cómo afecta a la lesión. En la exploración manual se puede observar la retracción de músculo y tendones que pueden estar favoreciendo la lesión.
Se completará el estudio con pruebas complementarias con una radiografía, para poder observar el crecimiento exagerado del hueso. También una ecografía y resonancia magnética, para valorar la tendinitis aquilea y bursitis.
Tratamiento:
- Uso de calzado blando, sin contrafuerte posterior, uso de taloneras para elevar el talón y evitar el roce, plantillas a medidas y ortesis adecuadas para corregir el pie cavo y realizar estiramientos de la musculatura aquileo-plantar.
- Terapia física: ondas de choque, terapia láser de alta potencia y ultrasonidos para reducir el tamaño del espolón y la inflamación.
- Intervención quirúrgica.
Cómo evitar su aparición:
Una mala pisada nos va a provocar un mal apoyo. Este mal apoyo puede a la larga provocarnos un espolón de Haglund. Es por este motivo por el que se recomienda siempre hacer un estudio de la pisada. Con una rectificación del mal apoyo mediante unas plantillas podríamos evitar esta lesión.
Otro de los motivos que nos llevan a sufrir el espolón de Haglund es la utilización de un calzado no adecuado. Por ejemplo, las botas de seguridad utilizadas como calzado laboral podrían provocar un espolón de Haglund debido a su rigidez, y si no se trata a tiempo puede producir una bursitis.
También es importante el uso de plantillas, taloneras o tobilleras para corregir la pisada y proteger la zona.
Y, por último, es recomendable realizar ejercicios de estiramiento de la musculatura para evitar el acortamiento de la musculatura posterior de la pierna.
Si crees que puedes sufrir de espolón de Haglund, no dudes en acudir a un podólogo titulado y colegiado.