El uso de tacones sigue siendo muy normal en el día a día de muchas mujeres y por ello, no es casualidad que cerca del 60% de mujeres mayores de 50 años sufran juanetes.
Su uso habitual puede afectar gravemente a la salud ósea y articular de nuestros pies de forma permanente. Esto se debe a que el tacón produce una alteración biomecánica de todo el cuerpo, alterando la postura normal. Con un tacón de seis centímetros la parte delantera del pie soporta el 75% de nuestro peso corporal y si este aumenta a diez centímetros el metatarso soportaría el 90% del peso.
Entre la lista de problemas que pueden provocar están:
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Juanetes: los tacones provocan una deformidad crónica en los huesos del pie caracterizada por una desviación del dedo gordo.
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Neuroma de Morton: es una lesión en los dedos de los pies, que afecta normalmente al nervio que hay entre el tercer y cuarto dedo del pie y causa un dolor agudo, ardor y hormigueo.
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Dedos martillo: los dedos adquieren una posición en garra al forzarlos a estar en una posición flexionada.
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Callos: se producen al ejercer presión sobre una zona de la piel de forma continuada.
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Esguinces: debido a la inestabilidad que causan los tacones altos es frecuente que se produzcan esguinces de tobillo.
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Inflamación del tendón de Aquiles: este calzado produce el acortamiento de los gemelos y aumenta la tensión del tendón.
Además, tiene consecuencias negativas en las rodillas y caderas y puede provocar dolores de espalda y cuello. Por todo ello, recomendamos limitar el uso de tacones con una altura superior a los 3 centímetros. Si padeces alguna de estas patologías no dudes en acudir a un podólogo, titulado y colegiado, para recibir el tratamiento más adecuado.