El síndrome metabólico es un conjunto de condiciones que incluyen obesidad abdominal, resistencia a la insulina, hipertensión y dislipidemia y su impacto en la salud es amplio. Entre las muchas complicaciones que puede causar, se encuentra su relación con enfermedades musculoesqueléticas y neuropáticas, como la fascitis plantar y la neuropatía periférica. En este artículo del Colegio Oficial de Podólogos de Castilla-La Mancha te lo contamos todo:
Impacto en la fascitis plantar
La fascitis plantar es una inflamación de la fascia plantar, el tejido conectivo que recorre la planta del pie. En cuanto al síndrome metabólico, influye en su aparición y gravedad a través de varios mecanismos:
- Obesidad y carga excesiva: el aumento de peso, característico del síndrome metabólico, ejerce una mayor presión sobre los pies, favoreciendo la sobrecarga y el microtraumatismo en la fascia plantar.
- Inflamación crónica: la inflamación sistémica de bajo grado inducida por el síndrome metabólico puede afectar los tejidos del pie, dificultando la reparación y aumentando la predisposición a lesiones.
- Alteraciones en la vascularización: la resistencia a la insulina y la dislipidemia pueden reducir el flujo sanguíneo a los tejidos, limitando su capacidad de recuperación y favoreciendo la cronificación del dolor.
Impacto en la neuropatía periférica
La neuropatía periférica se caracteriza por el daño a los nervios periféricos y el síndrome metabólico es un factor de riesgo clave en su desarrollo debido a:
- Hiperglucemia y resistencia a la insulina: la disfunción metabólica asociada al síndrome metabólico daña los nervios periféricos, afectando su función y generando síntomas como hormigueo, entumecimiento y dolor.
- Estrés oxidativo y daño microvascular: la inflamación y el aumento del estrés oxidativo pueden deteriorar la vaina de mielina de los nervios, reduciendo la velocidad de conducción nerviosa.
- Alteraciones en la circulación sanguínea: la hipertensión y la dislipidemia comprometen el riego sanguíneo en los pequeños vasos que nutren los nervios periféricos, contribuyendo a su degeneración.
En definitiva, el síndrome metabólico no solo aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes, sino que también influye en trastornos musculoesqueléticos y neuropáticos. La prevención y el control adecuado de este síndrome mediante dieta, ejercicio y control de la glucosa pueden ayudar a reducir el impacto en estas patologías, mejorando considerablemente la calidad de vida.